La falta de efectivos de tránsito en Nuevo Chimbote deja espacios vulnerables donde la imprudencia al volante se convierte en norma. Uno de ellos es el cruce frente a la segunda puerta de la Universidad del Santa, donde estudiantes y peatones se enfrentan a diario al peligro.
No hay semáforos. No hay policías. Solo autos particulares, colectivos y mototaxis que cruzan como quieren, cuando quieren y hacia donde quieren. El cruce frente a la segunda puerta de la Universidad Nacional del Santa se ha convertido en un punto crítico, donde la vida de cientos de estudiantes pende de la velocidad e imprudencia de los conductores.
“Todos los días lo mismo”, comenta una estudiante que cruza apurada para llegar a su clase. “Te miran mal si reclamas, como si ellos fueran los que tienen derecho de pasar en contra”. La escena se repite en distintos horarios en donde los colectivos ingresan en sentido contrario, y conductores particulares que simplemente “cortan camino”, sin considerar que lo que están haciendo pone en riesgo la vida de otras personas. El punto más crítico está ubicado frente a la segunda puerta de la Universidad del Santa, un acceso usado diariamente por estudiantes universitarios y también por escolares del colegio Experimental.
Desde la Municipalidad de Nuevo Chimbote reconocen el problema. La subgerenta de transporte, Jeysi Rodríguez, admite que hay imprudencia tanto en el transporte público como privado. “Yo ya les he llamado la atención en su momento. Dicen que no quieren dar la vuelta porque es “muy lejos”, afirma.
Aunque ya se han realizado campañas educativas en colegios, ahora el objetivo es incluir también a las empresas de transporte. La funcionaria señala que la intervención no solo estará dirigida a estas compañías, sino también a los conductores de vehículos particulares, ya que muchos de ellos actúan como si el hecho de tener un auto propio les diera libertad para ignorar las normas de tránsito. “Lo que falta aquí es la presencia de la Policía de Tránsito. Están todos concentrados en el centro de Chimbote, aquí no llegan”, señaló.
Según un técnico de la Policía Nacional, la unidad de control de tránsito no se da abasto. “No tenemos suficientes efectivos. Solo se ubican en puntos estratégicos, como la Plaza de Armas, la av. Anchoveta o la av. Pacífico. Lo demás queda a la deriva”, precisó.
La consecuencia es clara, los conductores actúan como quieren. Y si bien existen normas como la infracción M16 que penaliza con S/516 y 50 puntos menos en el brevete por circular en sentido contrario, la falta de fiscalización hace que muchos infractores no reciban sanción alguna. El técnico agrega que, de acumular 100 puntos, los conductores pueden perder su licencia por seis meses o más. Pero si no hay quien imponga las papeletas, la norma se convierte en letra muerta.
El cruce frente a la Universidad del Santa no es solo un punto desordenado. Es una trampa constante para los peatones. Los estudiantes se quejan, los docentes también. Pero todo queda en conversaciones sin acciones concretas. A diario, jóvenes cruzan entre carros que no respetan direcciones ni velocidad, exponiendo su integridad y lo mismo ocurre con los escolares del colegio Experimental.
Cruzar la calle no debería ser un acto de fe. Y menos aún frente a una universidad pública. Las normas existen, las multas también. Pero sin policías de tránsito que vigilen y sancionen, las señales se vuelven adornos y las vidas, prescindibles. No esperemos el titular de una tragedia para reaccionar.
